domingo, 4 de noviembre de 2012

Por qué Cataluña no es Escocia

Cataluña no es Escocia. Aunque el presidente de la Generalitat, Artur Mas, quiere hacer del país del whisky y las faldas de cuadros su reflejo, para ello se vale de un espejo deformante que convierte a su antojo la realidad. Escocia ya tiene su referendo y los ciudadanos escoceses podrán decidir en las urnas su conversión en un estado independiente del Reino Unido, en la que podría ser la primera experiencia secesionista dentro de la UE. El presidente catalán se mira en Escocia y pide ahora su propia consulta.La consulta que tendrá lugar en Escocia en 2014 es legal y fruto del acuerdo del mandatario escocés, Alex Salmond, y el primer ministro británico, David Cameron. Ambos dirigentes han alcanzado el pacto dejando claro qué es lo que se pacta: la pregunta, sencilla y directa, de si Escocia quiere romper con el Reino Unido.No resulta tan claro qué quiere preguntar Artur Mas. El presidente catalán evita plantear la pregunta como una ruptura con España, o con la U! E. En cualquier caso, un pacto entre Mas y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tendría siempre un límite: la Carta Magna que no existe en Reino Unido.La independencia no está permitida en la Constitución Española. El artículo 2 del texto reza: «La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles». Por lo que el primer referéndum, legal, que habría de plantearse sería el de la reforma constitucional, tal y como indica Revorio. «Se pueden proponer ideas contrarias a la CE si se propone reformarla. En este caso, además, por un procedimiento agravado» —eso significa que habría que disolver las Cortes y supondría la intervención de dos legislaturas distintas y dos consultas al electorado—.En ese hipotético caso de consulta para reformar la Constitución se exige un «pronunciamiento soberano del pueblo español» y no solo del pueblo catalán. «Afecta a todos», añade.! Además, este tipo de referendo tendrá carácter consultivo ! y no vin culante, como en el Reino Unido, por lo que el Gobierno no tendría obligación de acatar lo votado.El catedrático Revorio recuerda que «la CE es un acuerdo de todos», y que «en Cataluña también fue aprobada por mayoría». Un 67,90 por ciento de los catalanes votó en el referéndum constitucional de 1978. Y de ese 67,90 por ciento, un 90,46 por ciento votó «sí», una cifra que supera la media española.Otro dato significativo es que veintiocho años después, en julio de 2006, a la región catalana se le planteó una nueva pregunta: «¿Aprueba el proyecto de Estatuto de Autonomía para Cataluña?». Pero esa vez ni la mitad de los catalanes acudió a votar. Además, de ese 48,85 por ciento que se expresó en las urnas, sólo un 73,90 por ciento dio el sí. Fueron 2.701.870 ciudadanos catalanes los que votaron a favor del proyecto constitucional, mientras que a favor del Estatuto de 2006 sólo votaron 1.899.563 catalanes. Sin olvidar que en 2006 había 911.930 má! s electores que en 1978.«La soberanía nacional reside en el pueblo español. No hay nada sagrado y la Constitución tampoco tiene por qué serlo, pero hay que seguir el procedimiento no por cuestiones formales sino de fondo», sentencia Revorio.Giles Tremlett, el corresponsal de The Guardian en España, escribió sobre el Cataluña: «He vuelto a Barcelona con el propósito de descubrir en qué consiste este 'hecho diferencial'. El problema es que no hay un único 'hecho' definido del que partir (…) La catalanes hablan una lengua diferente de la del resto de los españoles, al igual que los valencianos, los mallorquines, los vascos y los gallegos. Cataluña no ha tenido sus propios condes y reyes, pero también los han tenido Navarra y León. Tiene su propia arquitectura medieval como la tiene Andalucía». ¿Dónde estaba ese hecho diferencial? Ni Cataluña es Escocia, ni Artur Mas es William Wallace. Cataluña nunca ha sido independiente, por lo que la secesión en ningún caso supondría recuperar un estatus anterior que alguna vez fue arrebatado. Escocia, sin embargo, sí fue independiente, y aquel joven William Wallace que pintó su rostro a dos colores, instaurado en el imaginario colectivo gracias a Hollywood, brindó a Escocia una «libertad» de la que disfrutó hasta 1707, año en que se firmó el Acta de Unión con Inglaterra.Reino Unido es la unión de cuatro reinos, como su propio nombre indica. España es una única nación, un único estado, aunque autonómico, una forma de federalismo que reconoce cierto nivel de autogobierno a cada región.La propuesta de Álex Salmond podría ser económicamente viable. Así lo defiende el mandatario escocés, quien en febrero mantenía la idea de una Escocia independiente apoyada en sus potentes recursos energéticos y en especial en las energías renovables. Por ! otro lado, Londres cree que Edimburgo le cuesta dinero. El petróleo del mar del Norte sería una fuente indiscutible de riqueza para Escocia, pero no queda claro si finalmente sería el nuevo país quien lo gestionase.Un video de las juventudes de CDC y UCD —los «cachorros» de Convergència i Unió— escenificaba a un joven disfrazado de España robando la cartera de un catalán cuando entraba en casa. España nos roba al cartera y «Paremos el expolio» fueron los lemas con los que Mas se presentó a las elecciones de las que resultó vencedor. Desde el gobierno de la Generalitat vienen quejándose de que España empobrece a Cataluña, una de las regiones con la renta más alta. Entre los argumentos que han repetido algunos de sus dirigentes se encuentra que los catalanes pagan al Estado central grandes cantidades que no vuelven a la región.Los ciudadanos catalanes han visto como su nivel de vida ha bajado debido a la actual crisis, como el de todos los españoles. ! Artur Mas se beneficia de ello para culpar al Gobierno central! de todo s los males y asegurar a los ciudadanos que la independencia de Cataluña la liberaría de los problemas económicos. Pero la región ha pedido al fondo de liquidez del Gobierno central del que pretende desligarse un rescate financiero de 5.023 millones de euros. La situación económica en Cataluña no pasa por su mejor momento y la perspectiva de un futuro fuera de España es aún peor. La independencia empobrecería Cataluña en más de un 20 por ciento y desplomaría su renta hasta situarla en niveles similares a los de Chipre, según relató para ABC el economista Mikel Buesa.Si quedaba alguna duda, la Comisión Europea la disipó. Bruselas confirmó el pasado 30 de octubre que una Cataluña independiente saldría de la UE. La organización territorial de los socios comunitarios es competencia exclusiva de éstos, según el artículo 4.2 del Tratado de la UE. En consecuencia, no se puede reconocer una secesión unilateral en ningún estado miembro. Y además, la integración de un nuevo Estado en la UE se toma por unanimidad en el seno del Consejo, por lo que España podría vetar la entrada de Cataluña en Europa.Curiosamente, es el único punto en común entre los proyectos de Escocia y Cataluña. Nadie quiere bajarse del barc! o europeo. Pero es precisamente en ese punto donde la posible independencia escocesa «hace aguas»: según los sondeos, Salmond perderá el referendo. Probablemente porque ser Escocia sin ser Europa es no ser nada. Y eso es precisamente lo que teme Artur Mas.

Fuente de la Noticias: Noticias de España

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