viernes, 30 de noviembre de 2012

«Valentino prefiere la elegancia a la notoriedad»

Somerset House, antigua residencia de Isabel I de Inglaterra, es el único lugar en la capital británica digno de acoger una exposición sobre Valentino Garavani. El diseñador lo ha reconocido durante la inauguración de «Valentino: Maestro de la Costura», una apoteósica retrospectiva que reúne más de 130 vestidos de alta costura creados por su «maison» durante los últimos 50 años. «Adoro este palacio», dice con su inconfundible acento italiano. Esta muestra es el colofón de una historia cuyo único protagonista es «il signore» Garavani, pero que no podría haber sido escrita sin sus distinguidas clientas.Valentino siempre ha sentido fascinación por el enrarecido y lejano mundo de la nobleza. En la primera sala de esta exposición, abierta hasta el próximo 3 de marzo, abundan cartas privadas y fotos con la firma de lo más granado de la aristocracia, desde la Princesa Salimah Aga Khan hasta Lord Snowdon, pasando por la Princesa Marie-Chantal de Grecia y Mar! garita de Inglaterra. Valentino enseña esos recuerdos personales como trofeos de su ascenso social: de humilde modisto de la ciudad de Voghera, en el norte de Italia, a ídolo de la «jet-set» internacional. «Estar enamorado de la realeza no tiene nada de malo. Al menos ellos no apagan las colillas de sus pitillos sobre tu magnífica alfombra como hacen algunas hermosas celebridades de la música pop», dice la baronesa Fiona Thyssen-Bornemisza. «En los años 60 y 70, ambos vivíamos en los Alpes y éramos buenos amigos. Valentino es un anfitrión espectacular y entretiene con generosidad y elegancia. A todos nos encantaba ser invitados a su chalet en Gstaad», explica la exmujer de «Heini» Thyssen, íntima de bellezas olvidadas como Marella Agnelli o Eugenie Niarchos. «Valentino siempre ha preferido la elegancia a la notoriedad. Y aún así, es una estrella». La modelo argentina Valeria Mazza tampoco olvida el carisma del modisto. «Hace muchos años, después de u! n desfile en Piazza di Spagna, en Roma, fuimos a cenar a su pi! so. Éra mos veinte personas, entre las que estaban Sharon Stone y John Kennedy Jr. En cada detalle del piso, la decoración, la comida, la música, en todo se veía y se sentía su espíritu. A cada uno de los invitados nos hizo sentir importantes y queridos», recuerda la «top model», que comenzó a trabajar con él durante la Semana de Alta Costura de París, en 1995. «Nunca pasa de moda porque sus diseños son obras de arte», remata.La vida de Garavani no es una historia de obsesiones, sino de amores bien correspondidos. Él ama a la gente con buena educación y mejores títulos, y ellos le aman a él. Una de las galerías de Somerset House ha sido transformada en una glamurosa pasarela de sesenta metros de largo que propone un cambio de roles: el visitante toma el lugar de las modelos y debe desfilar por la pasarela para contemplar a una «audiencia» de ensueño que luce obras maestras de Valentino, como el vestido que eligió Jackie Kennedy para su boda con Aristóteles On! assis, el vestuario que utilizó Monica Vitti en «La Notte», o un abrigo de lana y piel que perteneció a la Emperatriz Farah Diba. En ese público de maniquíes relucen nombres como el de Sibilla de Luxemburgo, Gloria von Thurn und Taxis, Mette-Marit de Noruega, Rosario de Bulgaria o Sofía de Habsburgo.Muchas de esas clientas dicen que el primer Valentino es como el primer amor, «imposible de olvidar». «Lo recuerdo perfectamente. Fue un pantalón, una camisa, un chaleco "gillette" y una chaqueta de la colección otoño-invierno 1971-1972. Fue un regalo que me hizo él», dice Naty Abascal, una de las musas del diseñador. «Lo prefiero a él por encima de otros por su feminidad, por su gran amor a las mujeres, porque realza nuestra belleza», añade la ex duquesa de Feria. «Me gustan mucho los colores que utiliza, tienen gran luz y son "donantes" a la cara. Las proporciones son perfectas».La princesa y prescriptora de moda Patricia della Giovampaola d'Arenbergtam! poco puede olvidar la primera vez que vistió un Valentino. «! Cuando e ra adolescente y vivía en Italia, soñaba con llegar a tener el edad y la ocasión para poder usar uno de sus trajes de noche... Finalmente llegó la hora a finales de los años 90. Compré mi primer vestido de Valentino para usar en una fiesta en el castillo de mi primo, el Príncipe Edouard de Ligne. Era un traje rojo, con falda de volados, "corsage" drapeado y escote palabra de honor. Fue un sueño hecho realidad», dice la viuda de Rodrigo d'Arenberg. «Valentino es indiferente a la moda, su obsesión es lo atemporal», explica esta aristócrata italiana que vive entre París, Nueva York y Buenos Aires. La princesa D'Arenberg guarda sus vestidos de fiesta del modisto con «los máximos cuidados... porque un vestido no es solamente un vestido, también es el conjunto de recuerdos que conlleva».El gran final de la exposición de Somerset House es el traje de novia de Marie-Chantal Miller en su boda con Pablo de Grecia en 1995. Se necesitaron cuatro meses de trabajo y! 25 «ragazze» (como llama el modisto a sus costureras) para elaborar ese traje de seda color marfil con incrustaciones de perlas, doce tipos de encaje distintos y una cola de cuatro metros y medio. Según la periodista Suzy Menkes, máxima autoridad de la prensa especializada, aquel vestido representa un hito de la alta costura de finales del siglo XX, «el regreso de las clientas de la alta sociedad». Obnubilado durante años con el «savoir-être» de la élite, ahora Valentino es su mejor ejemplar. Cavaliere di Gran Croce (la distinción de más alto rango en Italia), Cavaliere del Lavoro, Commandeur de L' Ordre des Arts et des Lettres, condecorado con la Legión de Honor, Garavani acumula tantos honores como cualquiera de los esposos de sus clientas.«Siempre me ha llamado la atención su refinamiento, su calma, su aspecto pulcro y perfecto», reconoce D'Arenberg. «La última vez que lo vi fue hace un mes en una cena de gala en el Museo de Orsay. Él estaba en l! a mesa de la condesa Jacqueline de Ribes, una gran amiga mía.! Estaba impecable, el tiempo no pasa para él». Si lo dice una princesa...

Fuente de la Noticias: Noticias de España

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