miércoles, 31 de octubre de 2012

Los nuevos recortes ponen a prueba la estabilidad del Gobierno griego

"Ahora todo está en manos de los partidos y de cada político" dijo el primer ministro griego Antonis Samaras tras dar por concluidas las negociaciones con la Troika (EC, BCE, FMI) sobre las nuevas medidas de austeridad. El pacto por 13.500 millones de euros de recortes y subidas de impuestos pasará previsiblemente su prueba de fuego la próxima semana, cuando será votado en el parlamento. Sin embargo, como puede desprenderse de sus palabras, el conservador Samaras teme un resultado negativo en el sufragio. Su preocupación es mayúscula: varios diputados de los partidos de izquierda socios de la coalición tripartita que gobierna el país han mostrado sus reservas a votar a favor del nuevo plan de austeridad. Él mismo tuvo que expulsar a un magistrado de su bancada por expresar públicamente su negativa a aceptar el ya conocido como "tercer memorando" griego. Una votación negativa pondría en grave peligro el desembolso de 31.500 millones de euros provenientes de los pactos de rescate griegos, esenciales para evitar la quiebra del país. La aprobación del nuevo plan de austeridad es aparentemente condición 'sine qua non' de la Troika para abrir el monedero. El mayor punto de fricción entre Samaras y sus socios son las medidas en materia laboral impuestas por la Troika. Especialmente beligerante es el partido Izquierda Democrática (Dimar), miembro de la coalición tripartita opuesto frontalmente a varias reformas que abaratan el despido. Se oponen también, entre otras medidas, a la supresión del bonus del 10% de aumento salarial a recibir por los trabajadores del país tras contraer matrimonio. Liderado por el ex comunista Fotis Kouvelis, Dimar ha mostrado en reiteradas ocasiones su descontento y su voto a favor ha sido puesto en duda por varios de sus oficiales. La agrupación emitió un comunicado de condena inmediatamente después de la intervención de Samaras dando por concluidos los debates con la Troika: "Estamos en contra de la conclusión de las negociaciones. Hemos luchado por los ya debilitados derechos laborales", señaló en la misiva. Unas horas antes el portavoz del partido, Dimitris Hatziocratis, admitió en una entrevista radiofónica que Dimar estaba intentando "forzar la situación" para que la decisión final de las reformas en materia laboral fuera tomada por los líderes de la Eurozona en vez de por la Troika. La decisión de Samaras de dar por finalizar las negociaciones irritó también a Evagelos Venizelos, líder de los socialistas griegos (Pasok), también socio de la coalición tripartita: "El anuncio ha sido acelerado y desafortunado" dijo, criticando la decisión de Samaras de comunicar el acuerdo mientras su grupo parlamentario estaba reunido. Le acusó además de "inexperiencia" en manejar "asuntos de responsabilidad nacional" y dio su negativa a dar por concluidos los debates: "Cuando Samaras dice que las negociaciones sobre las medidas y el presupuesto se han completado, obviamente se refiere a nivel de la Troika", dijo. Varios diputados de su grupo parlamentario han mostrado en público y en privado, según la prensa helena, sus reservas a votar a favor de las nuevas medidas de austeridad, a pesar del llamado de la dirección del partido a respaldar el nuevo memorando. Primera prueba superada por poco La coalición tripartita que gobierna Grecia ha pasado su primera prueba por los pelos: ha aprobado un controvertido plan de privatizaciones con los votos a favor de una mayoría de 148 de los 293 diputados presentes en la cámara. Sin embargo, la sensación es agridulce. La coalición tripartita cuenta con 177 diputados (127 de Nueva Democracia, el partido de Samaras, 33 del Pasok y 17 de Dimar) y las cuentas no le salen al gobierno. Estiman que unos 30 parlamentarios de los partidos de izquierda han contravenido el llamado conjunto a votar a favor de las propuestas. 17 podrían ser del Pasok, según la prensa helena. Una repetición de los resultados en las votaciones sobre el nuevo plan de austeridad, siempre que el parlamento estuviese al completo, pondría en peligro la aprobación de las medidas: se necesitarían 151 votos de los 300 diputados de la cámara para pasar el plan. Los problemas de Samaras se han agravado mediada la tarde del miércoles cuando el portavoz de Asuntos Económicos de la Comisión Europea (CE) Simon O'Connor ha negado un acuerdo definitivo sobre el nuevo plan de ajuste, desmintiendo por segunda vez al gobierno heleno en menos de una semana: "Estamos reduciendo el número de temas abiertos y seguimos teniendo confianza en que se llegará pronto a un acuerdo", dijo, mientras los ministros de Economía de la Eurozona discutían los nuevos recortes griegos en una reunión por videoconferencia. Además, los sindicatos helenos han convocado a un paro de 48 horas para el martes 7 y el miércoles 8 de octubre, cuando previsiblemente se votarán las medidas. Reuniones al más alto nivel entre los líderes de la coalición tripartita están previstas en los próximos días para limar asperezas. Independientemente, el Pasok ha celebrado una reunión de su grupo parlamentario para llegar a una posición común. Todo para evitar "llevar al país al caos", preocupación expresada públicamente por Samarás el miércoles. La próxima semana se prevé decisiva para la continuidad de la multi ideológica coalición tripartita griega.

Fuente de la Noticias: Noticias de España

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