sábado, 10 de noviembre de 2012

Ocho huelgas: magros resultados

¿Qué se consigue con una huelga general? Si uno mira desde un espejo retrovisor el resultado práctico de las ocho huelgas generales llevadas a cabo en la España democrática, lo cierto es que los resultados concretos han sido escasos: sólo los paros de 1988 y 2002 lograron echar para atrás las reformas propuestas por los presidentes afectados (Felipe González y José María Aznar). Otra cosa bien distinta es cómo terminaron perjudicados los ministros de Trabajo, la diana más visible hacia la que se apunta el descontento popular. Y la conclusión es clara: varios titulares de este departamento se vieron obligados a abandonar el cargo poco después de una convocatoria de huelga. Los expertos consultados por ELMUNDO.es coinciden en lo mismo: aunque la huelga general del próximo 14 de noviembre tuviera un respaldo histórico, el Gobierno no tiene margen de maniobra para cambiar su reforma o eliminar los recortes, puesto que la política económica viene impuesta por Bruselas. Rafael Pampillón, catedrático de la Universidad San Pablo CEU y profesor del IE Business School, sostiene que, en su conjunto, las ocho huelgas generales convocadas en España "no han tenido éxito" salvo las de 1988 y 2002. "En el 88 y en 2002, las reformas laborales se echaron para atrás por las huelgas y fue un error de Felipe y de Aznar. Entonces, los gobiernos tenían autonomía, pero ahora estamos al dictado de Bruselas y además los sindicatos han perdido voz". En su opinión, los últimos paros, los de 2010 y 2012, "no han servido para nada, porque no estamos con capacidad para decidir". "Que cedieran los gobiernos en 1988 y en 2002 fue un error. Eran reformas laborales que había que hacer en un país como España, con un paro estructural por culpa de la reglamentación laboral que protege al trabajador y desprotege a los desempleados", añade. Pampillón vaticina poco éxito al paro del próximo miércoles. "La huelga es un pataleo de los sindicatos porque les han quitado las subvenciones. ¿Pero en qué mundo vivimos? España tiene que ajustar todos sus gastos". Jorge Galindo, sociólogo y analista de políticas públicas, coincide en limitar el éxito de anteriores huelgas generales a las de 1988 y 2002. Explica que, en la actualidad, parece improbable que una huelga sirva para frenar o reconducir la política del Gobierno. "Hay poquísimo margen de maniobra" para el Ejecutivo de Rajoy. Sí cree, no obstante, que si el paro del 14-N logra más seguimiento que en las últimas convocatorias, "el Gobierno puede ir a Bruselas a renegociar los recortes advirtiendo del malestar que hay en la calle". Galindo considera que, en esta ocasión, "los sindicatos tratan de ponerse a la cabeza del malestar social, algo que no es su cometido", y persiguen "un intento de demostración de fuerza porque están débiles". Pablo López, profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, admite que "las huelgas generales tienen cada vez más un efecto menor" y vuelve a poner "como hitos" las de 1988 y 2002. Los paros "son de los últimos recursos que tienen los trabajadores para modificar la política del Gobierno", dice López, quien considera que "los sindicatos se la juegan con su capacidad de movilización" en un momento en el que éstos se sienten "forzados a dar una respuesta" ante el descontento social como el actual. Bien distinta es la opinión de los sindicatos. Fernando Lezcano, secretario de Comunicación de Comisiones Obreras, sostiene que "todas las huelgas dan su fruto; otra cosa es que lo den de manera inmediata y plenamente satisfactoria". "¿Inmediata? La del 88. ¿A medio plazo? La de 2002 obligó a Aznar a retirar prácticamente la totalidad de su reforma y provocó la crisis de Gobierno", recuerda Lezcano. "Las otras no han tenido resultados tan evidentes, pero estamos convencidos de que acaban dando frutos tarde o temprano". El dirigente de CCOO asegura, por ejemplo, que el paro de 2010 contra Zapatero marcó "un punto de inflexión" que supuso "el declive del PSOE" y el posterior "cambio de criterio en su programa". "La huelga no consiguió que el Gobierno de Zapatero rectificara, pero se le penalizó socialmente", afirma, antes de concluir: "De una manera u otra, próxima y llamativa o más distante en el tiempo, todas las huelgas contribuyen a generar condiciones para que el objeto de la protesta acabe abriéndose paso". La España de las huelgas 5 de abril de 1978. No hay consenso sobre si se debe considerar este paro, de una hora de duración, como el primero de la democracia, puesto que la Constitución no se aprobó hasta diciembre de ese año. La Confederación Europea de Sindicatos convocó la protesta, secundada por UGT y CCOO, por la oleada de despidos que generó la crisis del petróleo. Gobernaba Adolfo Suárez. 20 de mayo de 1985. La primera huelga de 24 horas en España y la primera que afrontó el Ejecutivo de Felipe González. UGT, el sindicato 'hermano' del PSOE, no secundó la protesta, convocada por CCOO, USO y CNT, para luchar contra la reforma de las pensiones, que modificaba el periodo mínimo de cotización exigible. El Parlamento aprobó en julio la ley sin el apoyo sindical. Manifestación el 14-D. | Efe 14 de diciembre de 1988. Es la huelga que sigue presente en la memoria colectiva por el éxito alcanzado. UGT y CCOO lograron paralizar el país en protesta por una reforma laboral que abarataba el despido y por un plan de empleo juvenil que instauraba los 'contratos basura'. Tras el éxito alcanzado, el Gobierno de Felipe González terminó retirándolo y se sentó con los sindicatos para retomar el diálogo. Fruto de ello se aprobó el Real Decreto Ley 3/1989 de medidas adicionales sociales, que aumentó el gasto social, pero también el déficit. Un año después, el ministro de Trabajo, Manuel Chaves, dejaba la cartera. 28 de mayo de 1992. CCOO y UGT convocaron el paro, de media jornada, por el decreto que recortaba prestaciones por desempleo y el proyecto de ley de huelga. Pese a ser la tercera protesta contra el Gobierno socialista, González mantuvo el decreto del desempleo sin apenas corregirlo. 27 de enero de 1994. De nuevo, convocaron CCOO y UGT, secundados por USO, CGT y CIG. Es la última huelga durante el mandato de González y, de nuevo, la protesta se centra en los recortes sociales y la reforma laboral del Gobierno. A diferencia del 'giro social' de 1988, en esta ocasión la reforma se aprobó en el Parlamento con una amplia mayoría sin tener en cuenta la protesta sindical. Huelga de 2002. | Iñaki Andrés 20 de junio de 2002. Es, junto a la huelga de 1988, la que más contribuyó a echar para atrás los planes del Ejecutivo, en este caso, dirigido por José María Aznar. Lideraron la protesta CCOO y UGT contra la reforma de la protección para los parados -el célebre 'decretazo' que cinco años después fue declarado inconstitucional por el Tribunal Constitucional-. El éxito de la convocatoria sindical se interpretó como el origen de la destitución, un mes y medio después, del ministro de Trabajo, Juan Carlos Aparicio. Su sustituto, Eduardo Zaplana, retomó los contactos con los sindicatos y cambió el texto de la reforma. Paro de 2010. | A. di Lolli 29 de septiembre de 2010. No tuvo la repercusión prevista por los convocantes, UGT y CCOO, para protestar por la reforma laboral impuesta por la crisis y por Bruselas. El plan se mantuvo, aunque otro ministro de Trabajo fue sacrificado: en este caso, Celestino Corbacho, sustituido un mes después por Valeriano Gómez, quien se había declarado contrario a la reforma de Zapatero. Huelga de 2012. | A. Cuéllar 29 de marzo de 2012. La primera protesta contra Mariano Rajoy, con apenas 100 días en La Moncloa, tampoco logró parar el país. La ministra de Trabajo, Fátima Báñez, respondió al paro asegurando que no iba a parar "la agenda reformista" del Ejecutivo. Pese a que se trató de una huelga a medio gas, la desazón social contra la reforma laboral y los recortes del Gobierno sacaron a la calle a cientos de miles de personas al concluir la jornada de paro.

Fuente de la Noticias: Noticias de España

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