sábado, 10 de noviembre de 2012

Los Lakers ganan sin entrenador

Con la destitución de Mike Brown aún reciente, Los Angeles Lakers lograron una merecida victoria en el derbi californiano contra los Golden State Warriors (101-77). Fue un triunfo convincente, un bien escaso en el Staples Center. No hubo ni rastro del 'Ataque Princeton' y sí de una mayor libertad para los jugadores sobre la pista. Por más que en el banquillo se sentara Bernie Bickerstaff de manera provisional o que los rumores disparasen nombres como Phil Jackson o Mike D'’Antoni, lo verdaderamente balsámico fue volver a ganar. [Resultados y clasificaciones] Cambió el entrenador, pero no la clave que apuntaban los análisis previos al partido. Cualquier camino hacia la victoria empezaría por la defensa y, por primera vez en lo que va de curso, los Lakers ofrecieron ese esfuerzo. Negaron por fin el camino fácil a la canasta y protegieron el rebote (Pau Gasol lideró el apartado con 16 capturas) para limitar las opciones del rival con las que hacer daño. La receta empezó a surtir efecto en el segundo cuarto, cuando el conjunto angelino empezó a abrir una brecha que no dejaría cerrar hasta el final del partido. Al frente del golpe en la mesa se situó Kobe Bryant. El escolta, acusado de ser uno de los mayores detractores de Mike Brown, gritó bien alto que lo importante es reanimar al equipo. "No sé qué dirección vamos a tomar ahora, así que lo único que puedo hacer es centrarme en el aquí y ahora", afirmó antes del choque. Dicho y hecho. Con 27 puntos, 9 rebotes y 7 asistencias lideró a su equipo hacia una victoria muy necesitada. Además de su arsenal habitual, desplegó un arma que apenas había usado esta temporada: aprovechar su habilidad de espaldas a canasta para forzar anotar en la pintura o repartir desde el poste bajo. Aprovechó así la ausencia prolongada de Dwight Howard (sólo 24 minutos) y la escasa inspiración de Pau Gasol. El de Sant Boi se mostró muy poco acertado en la anotación (6 de 18 en tiros para 14 puntos), pero los aficionados premiaron con otra de las ovaciones de la velada su fortaleza en el rebote. La comunicación entre Bryant y Gasol fue constante después de cada fallo en ataque y al término del partido el escolta también aplaudió el esfuerzo de su compañero Fue una noche para ganar confianza, y en ese apartado nadie más necesitado que los hombres del banquillo. El pívot Jordan Hill o el base Darius Morris sacaron muy buen partido de sus minutos, arrojando algo de luz en lo que ha sido hasta ahora otro de los puntos débiles del cuadro dorado y púrpura durante este inicio de campaña: la producción de los suplentes. Ellos también sacaron provecho de una victoria cómoda ante un rival asequible, el primero de un fin de semana que los Lakers dedicarán a buscar un nuevo técnico capaz de responder a una carga tan pesada. Como dice Bickerstaff, asistente y sustituto eventual: "Una madre no quiere que su hijo acabe siendo entrenador de la NBA". Nunca antes en la historia un entrenador había perdido su trabajo con sólo 5 partidos disputados. Ésa es la urgencia en la que viven los Lakers. Han construido la plantilla más cara de la liga y, aunque la lógica dictase que era demasiado pronto para un cambio tan drástico, han cortado cuanto antes el elemento que más dudas ofrecía. La labor de quien ocupe ahora el banquillo será prolongar ese esfuerzo en defensa y, sobre todo, desarrollar la química entre unos jugadores acostumbrados a estilos de juego muy distintos.

Fuente de la Noticias: Noticias de España

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