sábado, 10 de noviembre de 2012

Dios (y sus accionistas) salven al histórico Real Oviedo

¿Amas el fútbol? Pues salva al fútbol: salva al Real Oviedo. El 13º equipo en la clasificación histórica del fútbol español, abrigo de los Lángara, Mata y Cazorla, con más socios que dos clubes de Primera y penando ahora en 2ªB por culpas ajenas al pueblo, lucha con la pasión en pie hasta el 17 de noviembre contra una extendida enfermedad terminal: una deuda-metástasis de varios millones de euros. A este desahucio cancerígeno que amenaza al histórico Real Oviedo sólo lo puede sanar una transfusión 'in extremis' de sus propios aficionados (y de cualquier amante del fútbol y de las pasiones que se sienten pero no se explican), después de un decenio transitando por los campos de barro del fútbol español tras una etapa de 12 años seguidos en Primera con UEFA incluida. Contra el reloj y casi contra toda lógica, la ciudad y los hinchas rebuscan en sus monederos hora a hora, metro a metro, cajón a cajón, acción a acción, para lograr una ampliación de capital de al menos 2 millones de euros salvíficos. En ocho días han logrado 652.000 euros, una hucha insólita en este tiempo de fútbol y crisis, de crisis y fútbol. A esta cifra hay que añadir un 'plus' tan inesperado como jugoso. Nada menos que 100.000 euros invertidos por el Real Madrid, el viejo 'hermano'. Así lo confirmó Jorge Menéndez Vallina, concejal de Deportes del Ayuntamiento, al diario 'El Comercio'. Una inyección más que interesante para salir del apretadísimo trance. La cruzada oviedista está movilizando a medio mundo bajo la divisa tuitera #SOSRealOviedo y el padrinazgo casi ultra de Sid Lowe, corresponsal en España del diario británico 'The Guardian', uno de tantos medios de comunicación internacionales y españoles (desde la BBC hasta la ESPN americana a los informativos de TVE o La Sexta pasando por todas las cadenas de radio o el seguimiento constante de Marca) atribulados por una invasión de sangre... azul. Sid Lowe cayó en Oviedo como estudiante Erasmus en los 90, sufrió el flechazo del equipo y hasta una tarde se hizo llevar a hombros al Tartiere, escayolado, para apoyar al club de sus amores nuevos. "El oviedismo entiende el fútbol de forma muy británica. ¡El club que llevó a la Premier a Mata, Cazorla y Michu no puede desaparecer!". Y con esa divisa ha lanzado en Twitter una campaña de consecuencias, ahora se ve, imprevisibles, gigantescas, globales. En Cuba, en busca y captura Por ejemplo, que casi la mitad de lo recaudado provenga de 50 países de todo el globo, incluidas 200 acciones adquiridas por hinchas del Portland Timbers, de la liga de soccer de Estados Unidos u otro puñado comprado por el mismísimo portero de la selección mexicana de fútbol. Mapamundi con la procedencia de cada suscriptor de al menos una acción. (TVE) Rusia, China, Suecia, Australia, Barbados, Sudáfrica, India, Argentina, México, Hong Kong, Canadá y hasta Afganistán... El desembarco de simpatía es tan rampante que el eco podría llegar incluso al ex presidente de la entidad, Alberto González, que la dejó como un solar antes de huir a Cuba, en busca y captura de la Interpol por sus deudas. Alejandro Sanz, Fernando Alonso, Melendi... Aficionados del Real Madrid, el Barça, el Atlético, sufridores fieles del Cádiz o el Logroñés, incluso seguidores del rival eterno, el Sporting de Gijón, y jugadores y entrenadores de todas las divisiones (desde Raúl a Joaquín Caparrós) han contribuido a la loca fe oviedista bien en sus apoyos públicos, bien a 10,75 euros la acción. Todo depende de un click, tan fácil como asomarse aquí: www.realoviedo.es/yosoyelrealoviedo. Y en esa creencia caminan, por supuesto, unos tales Juan Mata ("Mi corazón es oviedista"), Santi Cazorla ("Llevo ese escudo en el corazón") o la última sensación oviedista en Inglaterra, Michu: ("El Oviedo lo es todo para mí". "Es el efecto de la globalización sobre un club muy especial, que aún en Segunda B tiene más socios que 17 de Segunda", cuenta el presidente, Toni Fidalgo, ex responsable de la Liga de Fútbol Profesional, esperando el milagro. A la crisis se suma, en el caso del Real Oviedo, una deuda mal gestionada que bajó al club a Tercera en 2003, más los contumaces impagos de González, a quien los aficionados y la prensa asturiana acusan de saquear la tesorería durante años. Pero esa camiseta, el azul de la bandera de Asturias inyectado en un equipo que ha ilusionado los domingos de 86 años de historia, parece una fosforescencia, un fogonazo de luz en medio del túnel: aún peleando en campos y balances embarrados, miles de personas siguen acompañando al equipo en sus desplazamientos a Coruxo (Pontevedra) o a Luanco, y la asistencia al Tartiere sigue superando frecuentemente la de casi el total de equipos de Segunda, e incluso la de algunos de Primera. Limpiando El Requexón El domingo el Real Oviedo recibe al Real Madrid C en el Tartiere una hora y media después de una manifestación de solidaridad con el club que recorrerá parte de la ciudad. La directiva actual, una junta de emergencia, un grupo de salvamento que lleva cuatro meses y pico haciendo gestión de economía de guerra en fusión con la masa social, ha ideado algo así como una acción, una entrada. O sea, al comprar una acción, te regalan un pase para un partido que podría rondar entre 15.000 y 20.000 espectadores, una cifra que suspirarían muchos equipos de Segunda y alguno que otyro de Primera. Algo tendrá el evento cuando varias televisiones están haciéndole hueco en sus parrillas a partir del las 18.30 horas. Y algo tendrá el Real Oviedo cuando, agobiado por las deudas, los mismos aficionados limpiaban y adecentaban, con sus propias manos, la ciudad deportiva de El Requexón en septiembre para que el primer equipo pudiera entrenar. Envuelto en una ola de emoción, el club se sobrepone con humor al estigma de pupas adquirido en los últimos años. Hace 10 días, en Mieres, perdía en el descuento justo después de empatar, y el consejero Pedro Zuazua escribía en Twitter: "El Oviedo es el único equipo que empata en el 88, corre a por el balón y pierde en el 91. Un club así no puede desaparecer". "El Oviedo gana a todo menos al fútbol", dice un aficionado afincado en Madrid con el sarcasmo cariñoso de las pasiones. La diáspora asturiana de la última década, provocada por una depresión muy anterior a la crisis, ha esparcido el sentimiento oviedista por todo el mundo. Y ahora el mundo es la salvación.

Fuente de la Noticias: Noticias de España

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