sábado, 3 de noviembre de 2012

Con las tropas estadounidenses en la guerra olvidada de Afganistán | Mundo

Un operario civil recibe en la terminal aérea a los recién llegados a la base militar de Bagram, situada a unos 60 kilómetros al norte de Kabul. "Por favor, miren este vídeo. Es obligatorio que lo vean", dice el hombre a la docena de militares estadounidenses y contratistas civiles que acaban de bajar de una avioneta procedente de Kabul, y que esperan en una sala de la terminal a que sus documentos de identidad sean revisados. El vídeo se proyecta en una gran pantalla que hay en una de las paredes de la sala, y muestra qué hacer en caso de que haya un ataque contra la base militar. "Si hay un ataque con proyectil, sonará una sirena. Póngase a cubierto o, si está en el exterior, échese cuerpo a tierra", empieza diciendo el vídeo, que reproduce el sonido de la alerta, y muestra imágenes de dos soldados estadounidenses caminando tranquilamente por la base militar y, de repente, tirándose al suelo al oír la sirena. "Si hay un ataque terrestre, sonará esta otra alarma. Prepárese para hacerle frente", continúa el vídeo, mientras suena el sonido de una corneta que recuerda al ejército de caballería de una película, y dos soldados norteamericanos que están trabajando en una oficina, cogen el fusil y se colocan rápidamente el chaleco y el casco. Lo hacen con tan poca naturalidad, se nota tanto que es una burda escenificación, que el vídeo acaba haciendo gracia. En la base de Bagram, todo sigue igual. Aquí no parece que la guerra en Afganistán esté llegando a su fin para las tropas internacionales. La instalación militar continúa siendo un hormiguero de gente. Se calcula que se alojan unas 25.000 personas, entre militares y civiles. Incluso se han construido nuevas edificaciones, y ahora se están realizando obras de canalización en una de sus calles principales. A las diez de la noche suena una de las alarmas: la sirena. El vídeo, aunque cómico, resulta francamente útil. "¿Eso es fuego entrante o fuego saliente?", pregunta un soldado estadounidense vestido con camiseta y pantalón cortos de deporte, y a cubierto bajo una estructura de hormigón en forma de 'u' invertida. En la lejanía se oye el impacto de proyectiles. Junto a él, hay más militares. Todos en la oscuridad, esperando a que el ataque acabe. "Debe de ser fuego entrante, porque creo que aquí no tenemos para responder", contesta otro soldado, sin parecer muy convencido. El conflicto silenciado que no acaba La guerra en Afganistán continúa, a pesar de que Barack Obama y Mitt Romney hayan corrido un tupido velo sobre el que es ya el conflicto más largo que libra Estados Unidos. Ambos candidatos a la Casa Blanca casi no han hablado sobre Afganistán en su campaña electoral, aunque Washington tenía 90.000 militares sobre el terreno hasta el pasado septiembre, ha pagado una factura humana de 2.145 muertos y millares de heridos, y continúa siendo el país que más invierte y sacrifica en la guerra. La mayoría de bajas extranjeras en Afganistán continúan siendo estadounidenses. ¿Por qué Afganistán es ahora la guerra olvidada? ¿Obama cumplió sus promesas? ¿Por qué Romney también mantiene silencio? ¿Qué está ocurriendo en el país asiático? En los próximos días acompañaré a las tropas estadounidenses en Afganistán para intentar responder esas y otras preguntas. Desde Bagram, despegan la mayoría de vuelos militares que se dirigen al este del país asiático. La terminal aérea de la base militar es similar a la de un aeropuerto civil. Hay once mostradores para la facturación de equipaje, y diversas salas de embarque con grandes pantallas de televisión para amenizar la espera. En algunas se proyectan vídeos musicales; en otras, rugby o el canal de noticias NBC. La mayoría de pasajeros dormitan. Unos cuantos salen de su letargo cuando, de repente, aparece un fragmento de un mitin electoral de Obama y otro de Romney en el canal de noticias. Tal vez Afganistán ya no interesa a Estados Unidos, pero Estados Unidos continúa interesando a Afganistán. Lo que ocurra durante la jornada electoral a miles de kilómetros de distancia afectará directamente al país asiático.

Fuente de la Noticias: Noticias de España

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