viernes, 2 de noviembre de 2012

«Doña Perfecta», de Galdós, metáfora de España

Ernesto Caballero, director del Centro Dramático Nacional, tiene en su proyecto una decidida apuesta por la dramaturgia española contemporánea. Por eso ha elegido para su primer trabajo al frente de la institución una obra de Benito Pérez Galdós, al que define como «piedra fundamental del teatro español contemporánea y parte importante de nuestro patrimonio teatral. En el María Guerrero se estrena hoy «Doña Perfecta», una coproducción del CDN y del teatro Cuyás de Las Palmas de Gran Canaria (adonde viajará el montaje en junio de 2013, en coincidencia con el X Congreso Galdosiano). En paralelo, el María Guerrero acogerá también la exposición «Galdós y la realidad», dirigida por Andrés Peláez, director del Museo Nacional del Teatro. «Galdós es una piedra fundamental del teatro español», dice Caballero Lola Casamayor encabeza el reparto de «Doña Perfecta», en el que también están Alberto Jiménez, Karina Garantivá, Israel Elejalde, José Luis Alcobendas, Diana Bernedo, Miranda Gas y Vanessa Vega, entre otros.Caballero ha partido para su adaptación de la novela original, y no de la versión teatral que su propio autor hizo, porque ésta «es muy deudora de las convenciones escénicas de la obra; además, la novela es muy teatral. Hay en Galdós un teatro encriptado;él hace avanzar la acción a través de los diálogos, y eso es esencialmente teatro».Dice Ernesto Caballero que un joven Galdós escribió «Doña Perfecta» «en un arranque de indignación por el fracaso del proyecto liberal. Es un grito, una metáfora de la historia de España desde Viriato al 15-M. Y una constatación –sigue– de la perenne dificultad de diálogo en la sociedad española. Es una tragedia acerca de las consecuencias que acarrean los prejuicios, la negación del progreso y el oscur! antismo. Pero al mismo tiempo Galdós es indulgente en el tratamiento de sus personajes, a los que dota de una gran humanidad».Situada en la ciudad imaginaria de Orbajosa, quiso en en ella simbolizar, dice Caballero, a «una nación menguada, arcaica, ensimismada, y la dolencia que aquejaba a los personajes del relato la propia de un país enfermo de atraso y superstición». Para subrayar esta involución, el director se ha apoyado en el vestuario, que es primero contemporáneo, después de la posguerra española y finalmente del siglo XIX, que fue «nefasto para España».Sobre su personaje dice Lola Casamayor que es «una mujer muy querida y respetada en el pueblo; una mujer de profundas convicciones religiosas y con mucho poder económico y social. Se presenta ante sus vecinos como una estatua a quien adorare; y por tanto trata de tapar sus grietas con hipocresías. Es una maestra del lenguaje y mientras que su apariencia es limpia, su esencia es bastante putrefacta, y! representa lo más rancio del pensamiento.

Fuente ! de la No ticias: Noticias de España

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